EL SIGLO XIX

Una primera etapa abarca las dos primeras décadas, en las que la apertura a Europa se hace mucho más marcada y paradójicamente también se está ante el movimiento independentista: como dice Juan Francisco Giacobbe, “españoles y criollos están espiritualmente enfrentados”. Mi distinguida colega, la Dra. Melanie Plesch, se refiere en el siguiente artículo a “La retórica de la argentinidad en el temprano nacionalismo”; por lo tanto, apenas esbozaré algunas ideas sobre los aspectos criollos, basándome en que ellos también , para formarse , debieron apelar en tiempos de la Colonia a un sincretismo de lo español con lo telúrico de nuestra tierra. Giacobbe: “Antes de las invasiones inglesas, la organización colonial propendía con una dinámica profunda y determinante al crecimiento de la lírica criolla y al estancamiento de la tradición hispánica”.
Persisten durante estas dos primeras décadas manifestaciones de música y danza que nos vienen de la Colonia: la música sacra, las fanfarrias militares y taurinas, y las danzas, entre ellas el bolero. Es verdad que las partituras religiosas reflejan la pronunciada decadencia que tuvieron en la Península Ibérica, sin embargo. Pero hay características que sorprenden, como los conjuntos polinstrumentales en los actos sacros: hay documentado uno con nada menos que 68 ejecutantes.
Por otra parte, en la primera década nacen dos importantes precursores de nuestra música clásica, ambos de neta influencia europea: Amancio Alcorta en 1805 y Juan Pedro Esnaola en 1808. Y en 1810 nace el múltiple Juan Bautista Alberdi.
Nos dice Juan Andrés Sala: “Buenos Aires disponía entonces de un solo teatro, el Coliseo Provincial, levantado en 1804 en la calle Reconquista, frente a la histórica iglesia de la Merced. El edificio no era muy confortable pues había sido erigido con carácter provisorio. La precaria construcción se mantuvo así durante decenios”. Se llamó luego hasta 1812 Casa Provisional de Comedias o Coliseo Provincial y allí “brillaba especialmente la tonadilla”. Felipe David animó “una especie de zarzuela o comedia con canto titulada ‘Monomanía Musical’, que puede considerarse como el primer intento de teatro lírico realizado en el país”. A partir de 1838 se llamó a esta sala Teatro Argentino y fue demolido en 1872. Dice Gesualdo: “fue durante 34 años, desde 1804 hasta 1838, el único teatro de la ciudad. En 1804 Blas Parera era el director de la orquesta, formada por catorce músicos”. La capacidad era considerable, 1200 personas.